domingo, 28 de mayo de 2006

Paseando al perro

Cuando te saltas las reglas. Cuando estás de paso y aún así decides quedarte. Cuando, por pequeño que sea, te encuentras frente a frente con uno de esos momentos mágicos en los que todo parece encajar a la perfección. Hay que estar atento. Te puede pasar en cualquier momento. Te encuentras ajeno a todo lo que esté ocurriendo tras esa habitación. Esperando a que lleguen las seis. A mí me pasó paseando al perro.

Cuando el espejo te delata. Cuando escuchas aquella canción que hacía años que no oías. Cuando, por grande que sea, el problema se vuelve insignificante y se borra solo de la lista, por un instante vacía. Hay que estar atento. Puede que tarde en volver. Te encuentras frente a un papel, escribiéndole a alguien. Esperando un autobús. A mí me pasó paseando al perro. En un campo de amapolas.

5 comentarios:

Peyn dijo...

Y las amapolas... el perro se comió.

Anónimo dijo...

Qué rayado, niño... estudia y ven pronto mañana a clase, que hay que pasar apuntes y hacer cosillas (¡noooo! esas cosillas no!!!!).

Besicos a ambos y explícame de qué va el asunto porque no me entero de n´´a.

Anónimo dijo...

Lo mejor de este post es que podría poner un ejemplo de trampa, de plante, de magia, de verdad, de música o del destino.

Me gusta el espacio que hay entre lo que escribes y lo que leo.

Tremendamente evocador.

Marcos dijo...

Este post no es nada alucinógeno. Trataba de generalizar sobre un tipo de sensación. Dejar ese espacio que dice H. para que alguien más se sienta identificado. Es como pedirle a David Lynch que te explique una de sus películas... Aunque la comparación es risible.


PD: Payne, no te pases de listo... xD. Sí, el tío se las comió.

Peyn dijo...

Me encanta provocar...