miércoles, 28 de junio de 2006

Basura

Las piezas de un juego son repartidas al azar, ganas, pierdes... no te da igual. Exprimes tu cerebro entre esquemas irrracionales, en mal estado. Copias estilos, esparces las migajas del alba con falsedad. Lees por aburrimiento y crees porque no hay nada que hacer. Croquis que sólo entiendes tú, puzles que sólo ves tú, pérdidas que sólo sientes tú, caes, pero sólo quieres caer tú.

No sirves, no vales, ¿qué puedes hacer? Izquierda o derecha, no sabes.

martes, 27 de junio de 2006

Humo

Llega el humo a su ventana
“¡Papel y lápiz!, hoy voy a escribir”
Huele a inspiración esta mañana
“Jo, jo… Este folio, lo pienso curtir”

Poeta heroico, respira sin cirrosis
Redactando con cautela sus múltiples vivencias
Un cerebro, dividido por mitosis
“¿Es tonto?”, mentí afirmando: falsas apariencias

Músico de andar por casa
Suena el despertador, se ha de levantar
Caviar, langosta… voto por la pasta
¡Joder! Ya llego tarde. Y a sobar

Amo del “no estoy, ergo cuelgo”
Prófugo de leyes tipo anti-amorísticas
Se hace bien, pero luego
Tu estilo, amigo mío, rompe estadísticas



A Marcos
(Emulación del estilo Markense y complemento de "Ceniza")

jueves, 22 de junio de 2006

Ciento volando

No soy más que un cuenta historias que se suma a la moda del blog, de prostituir su vida de forma gratuita. Lo demuestran esos cien posts que avalan mi trayectoria como instigador de multitudes. Un poeta pobre. El joven aprendiz de bohemio. Alguien que se encuentra perdido en terreno de nadie, que se llevó papel y lápiz a su isla despierta y escribe por pasar el rato, aun a sabiendas de que lo hace justo por todo lo contrario. Porque tengo la necesidad, porque no me obligan, porque me dejan, porque me gusta. Por soltar mierda, borderías o agradecimientos; por reírme de mí mismo; por curarme en salud; por dar rienda suelta a mi egocentrismo y jugar a ser rey por un día… cuando ni tan siquiera llego a bufón. Porque, cuando piensas que cualquiera puede estar leyéndote, no puedes contener tu erección emocional, llegando a manchar de semen las paredes de tu cabeza.

Aún queda mucho que contar, supongo. La vida sigue, mi teclado aún no se resiente y esta página en blanco parece no escarmentar nunca. Así que, mientras la salud mental me lo permita y la sexual no me robe tiempo en exceso, intentaré llegar a otros cien. Como dijo Payne: “dejadme soñar con ello”. No sé si me habréis cogido cariño, yo a vosotros sí. Que me va el roce visual. Así que, lejos de alimentar este post con recochineo barato acerca de mi trayectoria, espero que sirva para poder expresar mi júbilo hacia ese sector leyente de mi persona. Que aunque no se me vea, estoy saltando y manchando el monitor de gotas blanquecinas. Que se me empaña la mirada, maldita sea.

Que me emociono, amaneramientos aparte. Habéis tenido la desfachatez de no pedir mi cabeza en todo este tiempo y con eso me basta. Y aunque ello os honra, a la vez que dice muy poco de vosotros, y menos de mí… salvo que estamos hechos del mismo material, que somos la misma calaña. Un séquito de jachondos sementales sentimentales propensos a ofrecer cariño y sobresaltos al mismo precio. Amantes del pecado dosificado, de la quema indiscriminada de órganos sin valor, del almacenamiento progresivo de recuerdos asalitrados. Adictos al fracaso en vena. Voyeurs de andar por casa que hacen del sin sentido una religión. Los que sueñan que se comen al grande mientras piden otra ración, en el bar "Las Vegas". Los aspirantes a todo que no son duchos en nada. Balas perdidas del revólver que apunta a mi cabeza, a mi corazón… gracias a todos, gracias por todo. Nunca os disparéis en vano. Seguid formando parte de esta ruleta rusa.

Poco más que añadir, mis queridos Queridos. Pronto acabará este post y para entonces sólo tendréis clara una cosa: “este tal Marcos ha escrito cien cosos. Vale. Bien por él. Ya si eso.” Yo, por mi parte, empezaré a pensar en el próximo escrito, y si me he visto no me recuerdo. Dice Sabina que no hay mejor venganza que escribir una canción. Quique González lo materializaba con su “Ajuste de cuentas”. Si me lo permitís, me gustaría seguir esa línea diciendo que no hay mejor desahogo que escribir un post. Que uno siente un qué sé yo cuando hace clic en “publicar”. Que me encanta pensar que haya gente que diga que es mierda escribosa y gente que lo disfrute. Así que esto es un desajuste de polvos, un libro redondo por el que lo único que cobro es vuestro tiempo. Viva la lágrima fácil, los maricas de oficina y los zorrones consumados. Viva los que escriben y los que leen, la salsa rosa del ciberespacio sin nombres ni apellidos, la cruz roja y la invertida, los cuerpos que se encuentran cuando van entre el centeno, todos aquellos que me inspiran y me obligan a sentarme a hablar con la pantalla, la que me robó el corazón a punta de cintura, ese disco que nos salva cada noche, la pata de conejo churrascada, la pata y el conejo, los amigos del más aquí y los del más allá… la sangre en el camino.

Si con el título me permito la licencia de homenajear vagamente a uno de los grandes, con la despedida no hago menos diciendo que, a estas alturas, muero… de placer. Hoy… lo que se dice hoy… sí soy.

martes, 20 de junio de 2006

Vista

Gustar es un verbo con significados tan amplios como la vista al horizonte del mar, mil usos, mil aplicaciones, una oportunidad para decirlo… pocas más.

No se pueden dedicar un par de sonrisas, una mirada cálida y acto seguido aparecer en su casa. “¡Menuda sorpresa!” – oirás, seguido de un “pasa, pasa”.

A partir de ahí, es terreno desconocido. Hábitat extraño que suena más a película porno casera que a una habitación cualquiera: una cama deshecha, prendas esparcidas por doquier, dos móviles que dejaron de sonar, una taza del McDonalds, música de fondo… risas y un cenicero a punto de colmar. Elwood custodiando la zona y el lugar.

Gafas de sol al suelo seguidas de una tremenda patada al aire como evitable consecuencia. Confusión entre la acción. Hay cuernos con los que cumplir y una noche por delante de tranquilidad. Tu parte inevitable, se convierte en la suya también.

Nacen dos vertientes que mueren despeñadas en la cascada cenagosa del no querer, pero poder. La izquierda va por Laso, la derecha se queda hoy aquí, mañana marcha hacia el hogar que corresponde.

Parpadeas con sueño un par de veces, mientras manosea el pintalabios. A traición te duermes dando un beso en la sien. Te mira y los ojos se cierran a la vez.


Al despertar es cuando dices… está mal. Y te vas.



A Stacy

sábado, 17 de junio de 2006

Hora torera

Me refugié en la salida de incendios de una de las torres. Empezaba a llover y no quería humedecerme más de lo aconsejable. No me metí al metro, pese a tenerlo al lado, porque siempre recurro a aquel hueco en la torre para ordenar los últimos pensamientos del día, un análisis en el cual casi siempre acabo echándome el sermón por no haber agotado todas las posibilidades. Venía de un examen catastrófico y de estar vaciándome en Internet, soltando mierda acumulada en forma de temario para poder aprobar, unas cuantas horas fueron gastadas en ello. Mientras miraba la alambrada de enfrente un tipo en bañador y sandalias se acercó a mi hueco. Sacó el tabaco, lo dejó reposando en la baranda y se puso a quemar la china. Suave tufillo a hierbas medicinales… A lo lejos una joven damisela en compañía de su respectivo se nos acerca pidiendo un piti, esa ridícula palabra que designa al cigarrillo, le respondo que “ya si eso” y el tipo en bermudas le da uno de sus cigarros. Con aquel humo no se podía pensar en nada que no tuviera “Lucy in the sky with diamonds” como música de fondo, así que decidí finalizar de manera brusca mi ronda mental y darle duro al camino hasta mi casa. Comprobé así que la del piti ya estaba con el chorbo dándole el último lametazo a su porro, mientras, una esquina más allá, unos sudacas hacían rular en círculos su hierba… me sentía un extraño estando allí sin colocarme. Corrí hasta la boca de metro, aun cuando no llovía. Aquellas gotas amenazantes no habían sido más que lágrimas de cocodrilo.

Todo para llegar a casa, poner la tele y contemplar absorto que no hay una jodida cadena que no hable del mundial. Que no hay ningún plan para esta noche que contemple a alguien más que no sea yo. Que esos apuntes que con tanto esmero imprimí hace ya varios días, me esperan en la mesa, esparcidos en tochitos de veinte o treinta páginas, junto al flexo, con cuatro botellas de agua vacías alrededor y una rana que hace las veces de antiestrés mediante violaciones anales a punta de bolígrafo. Sí, amigo, tengo que estudiar… No hay nada en la nevera, acabo de cenar. No tengo ganas de ir a echar una meada, estoy vacío, me aseguré de ello hace diez minutos. Ya hice la colada, no hay más camisas que tender. En la tele sólo encuentro a la perraca de turno vendiendo su vida en Salsa Rosa a base de polvos. No tengo banda ancha, tengo manga corta. Y no hay más remedio… Así que cojo la chaqueta, me miro por última vez al espejo y pienso en esa persona. Afuera, las luces acaban de encenderse, mis duendes aguardan impacientes y el único arma que tengo es una guitarra prestada. Intento hacerlo lo mejor que puedo, porque cuando empiecen a sangrarme los dedos sabré que es el momento en que tendré que parar y ponerme a estudiar.

Son éstos días que se escapan, horas aprovechadas en su totalidad únicamente cuando tienen la suerte de ser aliñadas en conversaciones sobre el todo y la nada, en plena hora torera, invertida. Y yo que me creía Elliott McQueen…

martes, 13 de junio de 2006

domingo, 11 de junio de 2006

sábado, 10 de junio de 2006

viernes, 9 de junio de 2006

jueves, 8 de junio de 2006

[-]u|V|o

Es precioso crear castillos de arena en la orilla. Y entretenido esmerarse en montar poco a poco lo que imaginas será la hermosa morada en la que habiten felizmente hormigas, medusas o los versátiles playmovils (Algún día hablaré de ellos… se merecen un post). De forma que una vez finalizas tu obra maestra, con sus fosos currados para que entre agua, sus adornos, conchitas y demás, te levantas con la intención de echar un vistazo general, admirar tu creación a modo de Dios creador de imperios poderosos.

Pero, resulta curioso, que lo que dura la edificación, se mide según los mismos criterios que los de la marea. Descubres que al poco tiempo tu portentosa muestra de poder, ingenio o arte… queda desmoronada. Culpa del mar o de algún pié fugitivo ya oculto entre la multitud, da igual. Ha acabado tu momento de esplendor, que a huido a la velocidad que los sueños despiertan, al mismo kilometraje que las ilusiones se pierden entre nubes… cual cigarro expulsa al expirar hundido en el charco de la perdición. Nubes de tristeza, nubes de desilusión… nubes de humo.

El Vol.3



Aún tenemos que verla en común, Marks

martes, 6 de junio de 2006

666

El día de la bestia. Satanás se pone el bañador y viene a hacernos una visita aprovechando que en el santo sielo están ocupados con el jaleo de “El código Da Vinci”. Ya… Lo siento, amigos, pero esto no es el acabose de Juanjo de la Iglesia. Los exámenes no han pasado todavía. Matthew McConaughey se ha quedado sin Pene. La Jurado está criando malvas. Humberto Janeiro sigue fuera de Ambiciones. El blog sigue adelante.

Sin duda, lo más acojonante del día ha sido ver a Urdaci haciendo un monólogo… DIOX. Y lo malo es que lo hacía bien… Desde un primer momento supe que lo suyo era el humor, el desccoojone. Y esa mágica visualización ha sido resultado del suceso más emocionante de estos días: sintonizar “La Sexta”, la tele del mundial. Y a mi el mundial me la tuerce. Esto ha sido un triunfo por el simple hecho de conseguir un nuevo canal. Oh, sí… Vosotros… Vosotros que nadáis en la abundancia… Vosotros que tenéis cientos de canales…, gracias a la TDT, al Digital+, a Ono…, no sabéis lo que es vivir con siete canales (por meter en la saca a Localia, que vaya tela, Maria Estela…), no lo sabéis, no, no, no. Seis jodidos meses con seis jodidos canales. Vamos, no me jodas… Cuando el anuncio de que se había instalado en la comunidad “La Sexta” se posó ante mis ojos, contuve la erección y eché a correr. Cogí con mi mano sudorosa el mando a distancia y me puse a buscar canales. Me llevé una sorpresa al comprobar que ahora podría disfrutar del deporte con “Eurosport” (los que me conozcan sabrán que es una alegría), pero cuando se me paró el corazón fue al ver a Pablo Carbonell haciendo un documental… era “La Sexta”, y yo saltaba de alegría. Y dado que este post comienza a ser cargantemente rosa y publicitario, amén de que no hace gala en ningún momento del motivo de su título, os contaré lo mío con Ono:

Sí… (Se) corría el mes de enero salpicando con sus días los exámenes de febrero, cuando me quedé sin el paquete de televisión + internet + teléfono de Ono. Todo por la tontería de no pagar las facturas (qué susceptibles). Mi tío me avisaba por aquel entonces de que ya se pasarían a recoger sus apechusques (quicir, el descodificador y la cosa del wireless), que me preocupara de andar por casa y esas cosas… Pero, veréis… tengo la, en mi opinión, sana costumbre de no abrir la puerta ni contestar al telefonillo gratuitamente. Más que nada porque esto es Madrid. Se supone que puedes morir en cualquier momento. Así que ahí estoy yo andando de puntillas cada vez que llaman a la puerta, bajando el volumen de la tele, guardando el pene sigiloso y acercándome a la mirilla con sumo cuidado. Si son testigos de Jehová, pues abro y nos echamos unas risas. Si es la policía, abro y les digo que yo no lo hice. Y si es un tipo gordo con una carpetuela sudada en el sobaco tienes dos opciones: que lleva traje, es un vendedor de enciclopedias y no abres porque quieres acostarte pronto, que va en mangas de camisa y tiene cara de agobio, es de Ono y tampoco. ¿Por qué? ¿Por qué si ya me he dado de baja y el buen señor sólo viene a por lo suyo? Porque, amigos… me encanta ver la hora en ese descodificador. Lo siento, pero supera mis fuerzas. Lo tuve desconectado un par de tardes para dárselo y me volvía imbécil tratando de encontrar algún lugar donde ver la hora. Sí, ese descodificador me mola… Y mientras estoy asomado a la mirilla cual voyeur jadeante, veo cómo el tipo ése saca un papelito, lo firma y lo cuela por la puerta:


ONO INFORMA:
Nuestro técnico Fulano de Tal ha pasado a por su descodificador a las virgen y media y no estaba. Maldita sea, llame a este teléfono cuando se encuentre disponible: 666 322006”.

Ayer fue otro de esos emocionantes días. Un día en el que visitas durante dos horas tu banco para pedir una nueva tarjeta, ya que la original se la tragó el cajero la semana anterior; en el que luchas a muerte contra una mariposa a golpe de periódico (algún día relataré esto); en el que sintonizas una nueva cadena… Un día en el que el técnico de Ono cuela su tercer aviso por debajo de la puerta.

Días emocionantes. Días en los que puedo decir “son las dos y media” sin salir del salón.

lunes, 5 de junio de 2006

sábado, 3 de junio de 2006

viernes, 2 de junio de 2006

Como mi padre

Jachondo de ultramar y derivados
Esperma consumado y delictivo
Del norte, del sur, de todos los lados
Espejo que devuelve el atractivo

Litros de vino, panes y pescados
El John Lennon aceitunero y altivo
Años, le debo veinte, bien llevados
Es suyo todo aquello que concibo

Ni un pelo de tonto, nueve de listo
Autor del "no se deja, luego insisto"
Le quiero como a nadie aunque me ladre

Mi guía, mi cartera, mi talante
Mi sombra, mi ejemplo a seguir, mi guante
De mayor quiero ser como mi padre


A mi padre