jueves, 9 de febrero de 2006

Insomnio

La escasa luz de la mañana comienza a molestar. La noche la has aprovechado en cualquier cosa, más bien encarcelado entre las rejas del modem que te guiña su LED ambar casi con cariño, habituado a tu paso durante lasgas horas ante él. Aceptas su coqueteo... pero no consumas, faltaría más.

Primera noche. Se a echo corta experimentando con la literatura. Has hechado unas horas frente al ordenador y ya son las dos del medio día... hay que ir al estúdio diario. Las faltas de asistencia cobran factura dentro y fuera.

Vuelves al hogar que supone tu habitación tras la jornada obligada, toca la voluntaria. Más lectura, más explotación del google.

Segunda noche. Las horas vuelven a pasar rápido, pero viendo que hoy te quedabas más serio, mirando al monitor con más feracidad de lo habitual, decides poner algún juego que consuma esa ira estúpida. Son las una y media del medio día, de nuevo te rindes ante tus quehaceres diarios.

Llegas a tu casa algo más lento de lo habitual, con mayor tranquilidad.

Tercera noche. Pasas de leer, los ojos están irritados, tampoco tienes muchas ganas de hacer nada. Piensas cada cosa que haces envuelto en un foco a lo matrix que resulta extraño, pero a la vez te resulta curioso porque no lo experimentas a diario. Andas como dormido, procuras ponerte música con paso fuerte, sin cesar, para espabilarte. Ves páginas web como nunca, lees lo que puedes, no entiendes demasiado. Son las tres menos veinticinco, te vas.

Al fin en casa... por el camino has dado vueltas a cómo puedes conseguir andar tanto, cómo funciona todo, dando una explicación que puede ser más o menos lógica, frente a la puerta de tu casa detienes ese pensamiento y lo sustituyes por cómo has llegado hasta allí si ni te has dado cuenta.

Cuarta noche. No paras de hablar contigo mismo. Te planteas grandes y pequeñas cosas con una facilidad pasmosa... todo lo haces con lentitud y mesura, la música ya la pones al máximo volumen para no escucharte. Cuando consigues pasar de tí mismo ejecutas algún tipo de entretenimiento informático, consigues más frutos de lo normal. Te da por recordar entre canción y canción que llevas varios días sin dormir, de los que no recuerdas nada... tampoco importa. Intentas leer pero lo dejas a los pocos minutos, no te gusta tanto como para esforzarte tanto... vas al servicio entre la oscura madrugada y antes de orinar estás por mirarte al espejo, y ves tus ojos enrojecidos sin necesidad de cualquier cigarro aliñado con algo del perejil que no usa Arguiñano. Vuelves a tu cuarto y sigues pasando las horas escribiendo o dibujando mientras pones una pelicula que ya has visto mil veces, pero que te gusta ver y oir a pesar de todo. Tres y cuarto del medio día... te vuelves a ir.

No sabes ni cómo has vuelto a casa ni porqué saliste, mucho menos quien eres o qué pensaste por el camino.

Quinta noche. Intentas aguantar como puedes, vencer al cansancio y al tiempo... esta vez ganan y decides dormir a las tantas de la madrugada... despiertas a las tres y media con un sueño aturdidor, has dormido pocas horas, pero has dormido. Te vas a cumplir tu estudiantil fin.

En casa, te sientas frente al ordenador, ves las descargas... oh, si... se ha descargado una porno. La ves y te dedicas un rato de cinco contra uno. Tienes sueño, y optas por dormir, otro día.

No hay comentarios: