lunes, 24 de octubre de 2005

De cuando éramos dos VOL.2

-En fin, supongo que ya nos veremos, ¿no?
-Ya sabes, si no te llamo... ¡hazlo tú!
-Abrazo enternecedor, un par de besos en la mejilla, mirada de quien quiere algo más, último beso que hace de nexo... la espalda y un par de piernas que la acompañan-

Se quedó quieto, paralizado... se había despedido de ella. Había dejado su corazón en aquella esquina, en aquel vistoso portal. Dispuesto a andar, no sabía si dirigirse tras ella para olerla unos segundos más, o ir a su lugar de encuentro consigo mismo y dormir. Decidió no hacer ninguna de las dos cuando le pareció oir algunos pasos salir de aquel lugar... eran tacones. Una señora recatada y con un extraño bolso hizo aparición mirando de un lado a otro. Apartó su mirada de aquella extravagante visión y decidió seguir con el plan improvisado: buscar algún lugar donde refugiarse en la calle, probablemente algún banco acogedor que le adormeciera las piernas y pensar.

Pasan los minutos, han debido ser horas estando sentado... solo han sido unos doce minutos. Todo se hace más largo, todo se hace infinito. Volvamos a casa. En el camino todo le recuerda a ella, a esa tarde maravillosa con la compañía de su corazón. Y cerca de casa parece verla sentada desde lo lejos. La figura se levanta y se confirman sus deseos, la ve cerciorado y se lanza a sus brazos. La despedida duró poco y volvieron a sonreir durante unas horas, pero ya es tarde, hay que regresar al hogar... y el la acompaña como si no hubiera existido aquel paréntesis. Se repite la escena, se repite el dolor... la espalda y un par de piernas que la acompañan.

De nuevo paralizado, de nuevo en la esquina de aquel vistoso portal. De nuevo dispuesto a andar, sin olor y sin banco. De nuevo un camino que recorrer. De nuevo... sin el corazón puesto.

1 comentario:

Marcos dijo...

Qué rico el fan este, qué rico él...