jueves, 31 de agosto de 2006

De nada

Debo volver a casa, o debería. Pongo el mp3 en marcha y suena a todo volumen “Stuck in the middle with you”. Lo dejo en paz y saco el paquete de tabaco de su cobijo, el bolsillo de la camisa. Me abandono ante la exquisitez de un cigarrillo recién encendido a la par que disfruto con la música. Acaba dicha canción y comienza de nuevo, siempre las pongo en repetir. Paso entonces unas canciones más adelante y me topo con “A little less conversation”, me convence y la dejo. No pasan ni diez segundos cuando una chica pasa corriendo ante mis ojos enganchándose a mi camisa y ocultándose tras mi espalda. Con voz susurrante y temblorosa, como de quien acaba de correr un jodido maratón, me pide ayuda. Sé que huía, pero no de qué. La respuesta vino por partida doble, un par de tipos no demasiado fuertes, ni demasiado endebles, atraviesan la misma esquina que ella.

La pregunta se escuchó con eco en mi cabeza “¿Para qué te metes?”. No hubo agudas respuestas por mi parte, pues acto seguido desenfundó uno de los tipos su puño bien cerrado, que acabó anclado en mi estómago, jodiendo aún más mi ya de por sí dolorido torso. No sé bien qué dije, creo que un “¿Pero que pollas pasa?” envuelto en indignación. Sonaría ofensiva la respuesta, porque de nuevo el puño se topó con mis amadas carnes troncales, esta vez aderezado con la participación del otro personaje, que me dio una patada curiosa en la rodilla. Caí de rodillas, inclinado ante un hijo de puta agresor sin necesidad de cuentos. Decidió agarrarme del pelo mientras el otro, se entretenía con la chica.

Ya hasta los cojones de mierda sin venir a cuento, me levanté estrellando a ese cabrón contra la puta pared. Conseguí que me soltara el pelo. Una vez erguido me propuse devolver la cortés patada al que rondaba a la chica, le di en las costillas con mi queridísima zurda y pareció dolerle, no se movió demasiado.

El otro pensaría que ya que era un dos contra uno, porqué no atacar también por la espalda. De perdidos al río. Un hostiazo no sé muy bien con qué en la espalda, me di la vuelta y nos enzarzamos en una pelea batiendo puños y demás extremidades. Me he cebado con ese cabrón. No sé cuando volverá a levantarse.

Había ganado la ronda de lucha libre entre sollozos. Pero no salí ileso, ni mucho menos. Cogiendo sus brazos levanté a la chica, que andaba a torpes zancadas. Hasta donde dijo mi pierna “aquí me quedo”, no dejamos de andar con ligereza. Por el camino, intenté que evadiera su histerismo y sus miedos… pero no funcionó.

A tomar por culo de la zona cero decidimos sentarnos en un banco. Ella a respirar algo mejor. Yo a evitar males mayores en mi cuerpo, y solventar algunas dudas si se pudiera.

Pregunté en primer lugar por su nombre, y más lágrimas recibí como respuesta. Acto seguido y ya cansado de la noche, ofrecí un cigarrillo a la víctima. Dijo “Perdón”. Repitió esa palabra mil veces, constantemente, añadiendo de cuando en cuando un “tenia que haber seguido corriendo” o mierda en este plan. Seguí intentando que me hablara y finalmente lo conseguí. Contó que lo había dejado con un amigo de esos dos subnormales, se marchó con otro y estos querían diversión. Pensó que la querían violar o algo parecido, de modo que corrió. Sepa dios lo que fuese en realidad.

Como comentario jachondo, dije en voz alta “Esto parece un puto capítulo de Sin City”, acto seguido me mira con una sonrisa llorona y dice “Me llamo Goldie”.

Recibí entonces un beso en la mejilla, un giro de cuello hacía su cara sumado a unos minutos de besos en los labios y unas gracias que me han llenado más que ningunas en esta vida tan puta.

Sin dudarlo un instante se fue corriendo como si ya hubiera recobrado las fuerzas a la vez que yo miraba a todos lados para ver si se acercaban de nuevo. No había nadie. No me dijo quien era, no me dijo su nombre. Saqué otro cigarrillo.


Goldie… dice que se llama Goldie…

10 comentarios:

Peyn dijo...

Me gusta tu estílo.

Marcos dijo...

Joder. No seré yo el majo que escriba sobre este post. Esta mierda vale su peso en oro*.

Creo que te voy a llamar...


* Gold... Goldie... Vamos, es bueno...

Peyn dijo...

Y acabamos. 38 minutos de intensa acción y una sola batalla contada.

Anónimo dijo...

Dan ganas de dejar los posts al leer éste. ¿De verdad respondió resuelta y peliculeramente con lo de Goldie? Joder.
¿Cómo estás? Ya hubiera querido yo esa fuerza de toro y ese "glamour" envolvente en alguna que otra afrenta gitanera.
Enhorabuena, eso es un héroe y no Torrente.

Un abrazo, tio. Qué grande.

Anónimo dijo...

Pedazo de post chaval!! no podia kedarme sin decir nada.Se me antojaba estar viendo un thriller,lástima q acabara.Bsos

Anónimo dijo...

Por cierto, todos los detalles son verídicos o has adornado un pelín?Un besazo payne

Peyn dijo...

Louse: Le salió de una boca particularmente amargada y entre lágrimas. Pero conseguí que sonriera un poco. No infravaloremos a Torrente [(VAAAAmos a follar!!) Guiño a Marks], tuve suerte y no me jodieron más de la cuenta. Mi madre me parió con tamaño extra.

Vainillita: ¿Lástima que acabara? Cagontupadretojunto. Sé que os mola que me den de hostias gratuitamente, pero no caigais en el extremo. Nada está adornado, las palabras y mensajes son los que fueron. Cosas así no pasan a diario.


Un abrazo de mis partes (derecha e izquierda) a ambos.

Anónimo dijo...

TRE-MEN-DO.
Joder qué estilo.

Peyn dijo...

Viendo Sin City estoy. Me entró la nostalgia.

Marcos dijo...

Pillo el homenaje, ¡viva Galiardo y sus zorrillas! 38 minutos que dejaron mi saldo palpitando al son de tu pene, ¿quieres tú ver lo que tengo? Querido Payne, si sólo fueran homenajes...

Voy a manchar el blog con un post, pido perdón...