lunes, 14 de agosto de 2006

En tierra de nadie

Ando de un lado para otro. Sin estarme quieto en ningún sitio aunque traten unos y otros de agarrarme para ellos para siempre. Lo malo de esto es que al final no eres ni de nadie ni de ningún sitio.

Sólo sé que desde hace varios días me acechan hojas impresas con ganas de ser manoseadas hasta la saciedad para morir sudadas, pues aquí este que escribe no puede permitirse un nuevo suspenso. Hojas... Hojas que bajan por las estanterías... se arrastran por los escritorios... salen de las carpetas... Y es una buena noticia. Tampoco es que haya tenido muchas oportunidades de publicar, pero vuelven los exámenes, y con ellos mis ganas de escribir. Es algo acojonante. Precisamente cuando más tienes que estudiar es cuando más ganas te entran de hacer cualquier otra cosa... Siempre es así. Las obligaciones no hacen más que obligarme a eludirlas. Y por eso estoy aquí, escribiendo en lugar de estar leyendo todos esos tochitos que dejé cuidadosamente ordenados cuando pagué la última ronda madrileña. Por eso, y porque la calidosa lluvia fotera de nuestro suicida favorito barre mis atrasados posts, ahora totalmente caducos.

Sí, estoy aquí. Pero, ¿dónde es aquí? ¿Quién está conmigo? He estado con todos y no me he quedado con nadie. Y es que, como me dijo mi querido amigo Payne, estoy en tierra de nadie. Y qué queréis que os diga, no tengo excusas. Pero es desconcertante dormir en cuatro dormitorios y no saber cuál es el tuyo.

Sólo sé que me faltas tú sobre la cama.

No hay comentarios: