martes, 31 de mayo de 2005

Matemáticas

Desde que era un niño me han enseñado que todos o casi todos los problemas tienen solución. Puede que eso tenga alguna aplicación dentro del mundo de las matemáticas, pero no dentro del mío...

Con el tiempo me han ido surgiendo una serie de problemas en la vida para los cuales me ha resultado imposible hallar una solución. ¿Y qué hago en esos casos? Archivo el problema y a otra cosa, mariposa... Pero no. Ahora no. No quiero dejar mis problemas sin solución, me niego a no tratar de explorar hasta la última de las posibilidades que pueden hacer que todo cobre sentido. Hoy día no me rindo tan fácilmente como antes. Al menos no ante cualquier adversidad.

Quizás el verdadero inconveniente a la hora de resolver un problema no sea el proceso empleado para ello, sino que puede que se encuentre en el propio enunciado. A veces no conocemos la raíz del problema. Actuamos tan mecánicamente que no nos damos cuenta de que unas palabras pesan más que otras. Emborronamos el enunciado, lo encriptamos... y luego tiramos de la cadena. Éste es mi caso. Muchas veces no presto atención a lo que digo, me dejo condicionar por las circunstancias, no me escucho... soy mi propia marioneta... Dicto mal el enunciado.

He decidido no abandonar estos problemas, ni sustituirlos, ni voy a restarles un ápice de importancia. Voy a tratar de enmendar los errores, y a evitar repetirlos: voy a traducir los enunciados y a actuar en consecuencia, nada de ir a lo loco. Siempre he creído que lo malo de equivocarse no es el hecho en sí de hacerlo, sino el no saber reconocer tus errores. Tengo suficiente capacidad como para asumir dichos errores y la fé necesaria para saber que se pueden arreglar. Se trata de una simple ecuación de segundo grado, he de despejar equis para llegar a las soluciones... Y cuando crea que no tiene soluciones, tiraré de los números imaginarios (I) antes que quedarme de brazos cruzados...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Marcos te felicito por tu mensaje, la verdad es que este me ha gustado mucho, como lo dices todo, y con que juego de palabras. BRAVO! y recuerda que lo importante es intentarlo, no pasa nada si te equivocas si a la proxima vez lo haces bien, al menos eso decia el Bartolo... jeje. Enga UN SALUDO BAYEERO