viernes, 19 de noviembre de 2004

Adictos al café (invitada especial: Marina)





Como viene pasando esta semana, quedo con Juan a las 5.30 para irnos a la biblioteca a estudiar después de mi clase... El caso es que la idea es buena, pero otra cosa es conseguirlo... Y más cuando eres un adicto al café.

Unos lo son a la cocaína, otros lo son a esnifar pegamento, incluso algunos al sexo. En efecto, Juan y yo nos declaramos adictos al café (lo del sexo está en proceso). Pero no sólo al café, sino al resto de mezclas presentes en todas las maquinitas esas de café que están repartidas por la universidad. Ya puede ser café solo, capuccino, capuccino con chocolate, chocolate, chocolate con leche, todo con azúcar, sin azúcar, no olvidemos el té... Diox, un día hasta nos pediremos leche sola... Pero es que es irresistible. Tienes una moneda de 50 céntimos en el bolsillo... La ranura de la maquinita te llama desde lejos... La cola de gente que tiene simpre será por algo... El caso es que allí estamos nosotros, aguardando para meter nuestras monedas. Nos conocemos ya unas seis cafeteras distintas, cada día cae un mínimo de dos cafés y siempre en distintos sitios... Es una jodida enfermedad. La gente nos saluda por la calle y siempre tenemos un vasito de plástico en la mano o una cuchara en la boca. Cuando Mochón sale de clase siempre nos pilla echándole una moneda a la máquina. Al despedirnos de la gente decimos "venga, que nosotros nos vamos a por un café". Mientras estamos estudiando en la biblioteca dejamos los ejercicios a medias para irnos a por un café. Cuando no sabemos qué hacer nos miramos y decimos "¿te hace un café?". Realmente asombroso. Si algún día no nos encontráis por la zona acudid a la máquina más cercana.

Cafeses aparte, como dato histórico diré que me encontré con Luis Carlos, antiguo compañero al que no veía desde hacía unos cuatro años... Y aparte de todo esto, hoy estuvimos en la biblioteca con Mochón (mmm... al cual envidio por sus prácticas con "Rafi"). Debo citar la coña bayera, ha estado bastante bien: estamos en la cuarta, nos montamos en el ascensor, Juan le da para que baje supuestamente a la panta baja (donde quería ir Moco), pero Neto no lo resiste y le da a la tercera, cuando el autobús (ahora llamo así a los ascensores) para Mochón se baja, se da cuenta de que no está en la planta baja, se gira para volver al autobús y ya se han cerrado las puertas. Descojone dentro.

Pero Mochón se las piró, así que recurrimos a la tercera planta y tomamos asiento en los ordenadores... Allí nos encontramos un ¡DIARIO! Mmm... Diox... Le digo raudo y veloz a Juan que lo meta en su carpeta, cosa que él no duda. Segundos después comprobamos que ¡Marina está a mi derecha! Resulta que está buscando pages con teléfonos para apuntarse a castings cinematográficos. Algún día bOqUE Producciones le dará el papel de su vida, no dudéis en ese aspecto. Comprobamos que en una película porno se cobrarían unos 2.000 leuros por participar en una escena (los tres dudamos sobre presentarnos a ese casting). El caso es que le regalamos a Marina el diario para que pueda apuntar los teléfonos de los castings... xD. El diario era de una tal Agatha (si quiere recuperarlo, pásese por recepción) y parecía que era extranjera. Llegamos a la conclusión de que es una "erasmusera". El caso es que a caballo regalao no se le mira el diente. Total, que a diario encontrao no se le busca el dueño.

Nos despedimos de Marina y acudimos a la parada del bus. No hay tiempo para otro café, pero mañana será otro día... ¿Os hace un café?

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