lunes, 25 de julio de 2005

Felicidad en marcos

Define felicidad, hazlo sin palabras, sólo con gestos y ponte a explicar lo que duele conseguirla o lo que gusta sentirla. No se puede. Intenta hacerlo ahora con palabras, imposible de entender si no lo has sentido. No se puede. Intentalo de nuevo con lo que se te ocurra. Te aviso de antemano, no se puede.

La felicidad solo es expresable mediante el brillo de los ojos, las lágrimas o el llanto... claros síntomas de tristeza que se comparten con su antónimo, y que por increible que parezca te hacen sentir de formas radicalmente distintas...

Imagina ahora un cuadro pintado con tu felicidad rodeado por un marco de madera que lo rodea, y no lo deja escapar conteniendo todo lo que allí se encuentre, ¿cómo sería? ¿Blanco, negro o grís...? ¿verde o azul?, ¿Rojo o amarillo?, ¿sería de un color, o dos? ¿de veinte, o de cincuenta? ¿de contables, o infinitos?.

El mío está vacío, ¿y el tuyo?

Tom y Jerry

Qué curioso es esto del amor..., te enamoras de quien no debes o de quien no puedes..., lo haces y te preguntas una y mil veces: "¿Pero porqué?"... la respuesta siempre va humedecida con lágrimas. Intentas pasar página, y la quieres más. Procuras no pensar en ella, y la recuerdas más.

El amor es éso... una persecución constante sobre la que ocurren cosas increibles que nunca pensaste que te ocurrirían. Dices: "No, eso nunca lo haré por nadie, es una estupidez", y sin embargo te traicionas a tí mismo por algo que valoras más incluso que a tí mismo... el sentimiento de amar.

A veces ganas tú, a veces gana tu amor... ¿eres Tom, o Jerry? y dime, ¿recuerdas Annie Hall?

domingo, 24 de julio de 2005

Bruce

Escucho un disco del Boss mientras charlo con gente que no me conoce a través de un cutre chat, a estas horas, dejado de cualquier contacto físico, real... me limito a sumirme más aún en una depresión con cara oculta, emulando a la luna, solo que yo no me siento creciente y reduzco la sensación a una mengüante..., paulatina desaparición que conspira contra mi voluntad y consume los recursos de mi mente y espíritu para envolverlos en una película transparente que se vuelve más opaca a cada vuelta que me da, cubriendome ni de glorias, ni de alegrías... tan solo de pesimismo y tristezas con un aliño de muertes que no se van de la memoria, que aún parecen latir.

sábado, 23 de julio de 2005

Pregunto

¿Podrías explicar con total exactitud la sensación que te produce escuchar esa canción que te conmueve, te deprime o alegra?

Existen distintos tipos de música porque existen distintos tipos de personas. Nadie elige la música que le enternece o le repugna..., es una elección aleatoria, dejada en manos del azar. Siempre en esos momentos de tristeza es un alivio contar con el apoyo incondicional de ésos discos que, originales o no, cantan para ti, saciando tus oídos mientras sientes el hormigueo de quien se emociona. Suma esos Mp3´s que rondan por tu disco duro..., haciéndote vibrar a cada nota que escuchas y te darás cuenta de que te puedes sentir bien, incluso acompañado de quienes ya no están.



I hate myself and i want to die.

jueves, 21 de julio de 2005

Epístola Eva

Pareja sin complejos, complementación mutua. Me acompaña en los momentos duros, cerca de mí..., y presionando mi mano para hacerme saber que está ahí y que puedo contar con ella, siempre tiene la última palabra aunque nunca la haya dicho. Es suave, aunque algo fría, delgada como ninguna, ligera y pequeña. La quiero como nadie la puede querer. La compré, como todo el mundo puede hacer.

Ámala, quiérela, descríbela, tócala, creétela, escúchala, abrázala, llévala, bésala. Cárgala, ciérrala, mírala, dispárala... disfrútala.

domingo, 17 de julio de 2005

Big Chess

Lo has logrado, despues de muchos intentos consigues encontrarla, y es preciosa. Ojos angelicales que suman sensualidad a todo aquello que ve, sonrisa tímida que incita a la búsqueda de un porqué, cuerpo reducido en proporción aderezado todo con sentido del humor y cantidad de pasiones compartidas que te emocionan enormemente... justo igual que a ella. Dedicas horas de conversación y cuando te das cuenta, llevas exceso de amor en el corazón. Reaccionas y das con que todo es imposible. Sonries estúpidamente mientras te fijas en que da otra calada al cigarro mayor de lo habitual... y cuando suelta el humo suspiras, como si existiera algun tipo de vínculo que uniese tus sentimientos su expiración..., desterrando al amor de tu corazón de igual forma que ella lanza desde sus pulmones impurezas de sabor amargo, aceptando la común y vulgar situación del pedestal en el que te encuentras: El peón más triste del ajedrez. La primera pieza en caer..., El trablero rayado que todas pisan.

El mérito de papá

Gracias por traerme al mundo que destruiste, por darme el cobijo que quemaste, por regalarme ese afecto amoratado, por las horas de pesadillas sin dormir. Gracias por las ahogadillas sin piscina... por lo bueno y por lo malo. Gracias, en definitiva por hacerme sentir asi, y lograr que vea que hay otra forma menos humana de hacer las cosas.

Gracias, gracias, gracias...


Te quiero

sábado, 16 de julio de 2005

Hablo de mirar

Esto de enfrentarse a escribir un post cuando no hay nada en concreto sobre lo que hablar... es dificil. La gente demanda nuevos comentarios y eso anima, pero de ahí a ponerse hay tres pueblos. Pues no sé, no sé de lo que hablaros. Y podría tirarme un buen rato hablando de esto, de lo que es el no saber de qué hablar y de cómo pienso rellenar este espacio en blanco exponiendo argumentaciones sobre la nada, la ausencia temática. Puede que tenga para cuatro o cinco lineas más, sí... pero luego qué. Admiro a la gente que saca conversación de donde no la hay, para mí eso es un don. Y muy a menudo carezco de ese don. Tan pronto puedo estar hablando durante horas como quedarme callado en un rincón humedeciendo la lengua. Y me puede pasar en el momento más inesperado o el más inoportuno... a veces viene bien cerrar el pico, otras no tanto. ¿Pánico escénico? Puede ser. Pero nunca le tuve especialmente miedo a una muchedumbre espectante, el diálogo fluye cual riachuelo serpenteante. Es más bien a solas, cuando todo está dicho entre dos personas, se sabe o se intuye lo que pasará. Es en esos momentos cuando el juego de miradas lo es todo. Puedes conocer a una persona tan sólo por los ojos, mantener conversaciones sin abrir la boca. Hay miradas que duran párrafos completos, miradas que se resumirían en una sola frase o miradas que duran toda una vida. Pestañeos que indican comas, guiños que confiesan lo que en situaciones normales sería imposible de definir con palabras... Hablo de mirar. Y a lo tonto tengo un post que dice en mi opinión bastantes verdades, sobre mí y sobre más de uno. Una imagen vale más que mil palabras, dicen... pero sin ojos no habría tales imágenes. Recrearos en las miradas que invitan a diccionario, siempre que me miréis os estaré mirando.

domingo, 3 de julio de 2005

Sí, amigos... cincuenta

El sábado se presentaba como un gran día para evadirme, desconectar de mi último examen y cargar las pilas para el siguiente. "Quedemos...", susurré como una perraca en celo al teléfono, cuando al fin Bayo me lo cogió. Obtuve un "no tengo ganas". Decidí llamar a Juanan, se había hablado de quedar tan sólo unos días antes, nada podía fallar. Obtuve un "está en Alemería", sólo pude contestar un "¡ay!". Pero yo tenía que salir... sólo un ratejo, una cosa light, necesitaba que me diera el aire... Tiré de cantera. Primero pensé en Mochón, pero luego me dije el cada vez más de moda "pues va a ser que no". No me quiere ver ni en pintura, me va a querer ver en la calle... no. Los intentos para que Juan se animara acabaron en fracaso. ¡Ramón! Resultó estar en la feria de un pueblo con unas gogós y otros tantos amiguetes borrachuzos. No... esto no me podía estar pasando... "¿Qué me dices de Jose?" le pregunté a mi espejo cuando la cuchilla se disponía a cortar alguna vena. "¿Desde cuando se trabaja los domingos?" fue la posterior pregunta.

Estaba solo.

Me vino a la mente la que había sido mi solución más aceptable desde tiempos remotos: el cine. Y qué mejor para un fan de Batman que "Batman begins". Sesión golfa. El cine más cercano. Y a tomar por culo. Como siempre llegué tarde, Batman estaba en el Tibet repartiendo hostias y no sabía por qué (que alguien me lo explique). Total, que salí de allí a las tres y pico (manda huevos una sesión golfa a la una). Llamada de mi madre: que dónde estoy y que si me recogen. Pues vale. Bajo a renfe y me pongo a esperar... El ambiente es chungo, quedan cuatro borrachos, tres zorris que se recogen y una marea de taxis en busca de sus clientes. Un grupo que esperaba en la parada de autobuses hace buen uso de uno de esos taxis. Reina el silencio... el coche que no llega... Decido ponerme a dar vueltas, más que nada para evitar posibles "yonkis" sin reloj. Me acerco a la cervecería Gambrinus y me pongo a mirar el suelo en plan autista. Son ya las tres y media, mi pausa estudiosa se prolonga más de la cuenta. Pienso en el tema tres de estructura, si no hubiera salido ya me lo habría estudiado. Pienso ahora en el Live 8, estaba tocando Pink Floyd cuando me fui. Luego imágenes pornográficas... es sábado, qué esperábais. Pero me olvido de todo esto al reparar en que, dentro de un charco, asoma la puntita de lo que parece ser un... ¿billete? "No me jodas, ¿por cinco euros merece la pena pringarse?" me pregunto mientras empiezo a agacharme. "No hay marcha atrás, Marcos". Tiro de la puntita y sale todo un billetazo: cincuenta putos euros. Jeje... Sí, amigos... ¡cincuenta! Eso sí, empapados y recubiertos de una capa negruzca y grasienta. Lo envuelvo en una servilleta que me encuentro de la famosa cervecería y... a la saca. No pasa ni medio minuto cuando llega la caballería.

Rumbo a casa una sonrisa comenzó a cruzar mi cara. Como declarado fan de Tim Burton, la película me había decepcionado comparada con las dos primeras entregas, pero ello no me amargaba en absoluto. Era cincuenta euros más rico. Había merecido la pena salir. Y pese a que una sonrisa, muy a menudo, no es sinónimo de felicidad... creí serlo durante el trayecto. Como decía aquella camiseta: el dinero no da la felicidad, pero joder como quita los nervios.


PD: Ahora el billete reposa sobre mi escritorio, en la sala de rehabilitación. En cuanto publique esto procederé a practicarle los oportunos liftings.

viernes, 1 de julio de 2005

Mucho ruido y pocas nueces

El pachangueo jiennense a veces llega a unos límites impresionantes... Os hablo (de nuevo...) de la biblioteca, amigos. Otro jodido análisis, sí.

Y es que la cosa roza ya cotas insopechadas. No hablo de magreos. Es que hay ruido... mucho, mucho ruido... Ese maldito trajín de personas de un lado para otro, entrando, saliendo, abriendo una pepsi, dejando caer los libros en la mesa... Me cortan el rollo. Esos cuchicheos baratos... hay algunos que ni se cortan y hablan con volumen generoso. ¡Hala! ¡Cachondeo! Sí, amigos... un día incluso el mismísimo coge-libros que hay a la entrada controlando se puso a hablar en plan compadre con una...

El miércoles fui al edificio en cuestión con la sana idea de estudiar un ratejo. Me instalé en la tercera planta, justo a la entrada. Era imposible concentrarse, no pasaban diez segundos sin que desfilara alguien por delante. "Será el sitio", pensé. Así que decidí mudarme a la segunda planta, con los matemáticos y esas cosas. Me metí al fondo, donde pensaba que no llegarían los ruiditos. Pero nada de eso, era exactamente lo mismo, pero con un grado superior de "blablablarerío". Joder, hasta por los codos. Decidí pagarles con su misma moneda y fui a hablar con Mochón y con Cobo, no obtuve represalia alguna. Aburrido y sin poder estudiar, me conecté a internet desde uno de los colapsados ordenatas de la planta (hay que pedir un maldito número para conseguirlo). Más tarde me puse a observar al personal... no estudiaba ni diox. Todos hablaban con todos, cuando no tenían con quien hablar salían a por un café o a rellenar la botella de agua, otros tenían el MP3 puesto, la una revoloteaba buscando un libro, la otra se rascaba la espalda o se enredaba el dedo en el pelo... los que no hacían algo parecido era porque estaban en la cola para pillar ordenador, y... los que no buscaban ordenador se estaban dando el filetazo con la compañera de turno (los amenos frotamientos bibliotequeros, ya sabéis). Un cachondeo. Que por cierto me contagiaron. Y seguramente es que sea así, uno se lo pasa bien, estudia lo que puede y termina con una sensación de plenitud importante: "me he tirado todo el día en la biblioteca... joder, sí... lo he hecho... y estoy orgulloso de ello".

En fin... la vida del estudiante. Lo que ya me parece excesivo es que... al ser verano, todos y todas van con chanclas. Ok. Nunca fui muy partidario de las mismas, pero menos aún en una biblioteca... porque, queridos lectores, ese "clap-clap-clap" cada vez que se da un paso... ese choque con la planta del pie... ese talón percusionista y el posterior golpe seco de la parte trasera de la chancla con el suelo... ese mismo redoble una y otra vez... por todos lados... tenía que tener sanción económica.